Sin duda ayer un año más nos volvieron a sorprender. Estupenda realización e ingeniosos nuevos "enredos", con un toque a "el diario de Patricia", pero que sin duda amenizó la gala.
Un gala que por cierto acabó tardísimo, y es que oigan, cada vez estiran más las escenas repetidas de matrimonios (que cada noche cansan más). Al final uno se acuesta a las mil.
En fin, a lo que iba. El casting este año es decepcionante. Todas las chicas son jóvenes de veintipocos años, monas y resueltas. No hay personajes peculiares.
Destaca un par de gemelas de oro (cuya trama dará mucho de sí); una gitana que rezuma ordinariez y que aseguró que su profesión era "juerguista", para luego decir que no soporta las personas "xenófogas" (sí, con "g" señores); un par de chicas monas; otra chica mona invidente; una joven canaria con pinta de travesti con un estridente mini vestido, etc.
De los chicos tampoco hay mucha novedad. Varios chicos guapetes y majos, un legionario tartaja y un senegalés que hace años que no ve a su familia (podemos apostar a que viviremos encuentros sorpresa inolvidables en el programa).
El momento estelar de la gala, fue cuando a la concursante gitana Rebeca, descubrió que una de sus compañeras era su hermana por parte de padre, a la que no conocía.
Tras darle dos besos con absoluta indiferencia, dijo algo así:
"Ah, ¿eres tú mi hermana?, ¡qué fuerte!, pues dame fuego...". Momento para la historia, a la altura del emblemático "quién me pone la pierna encima...".
Milá, quien es amada y odiada casi por igual, es un filón que maneja la gala como nadie. Gran Hermano sin ella sería otra cosa. ¿Por qué no presenta "la Noria"?.
Por cierto, Jordi González y Oscar Martínez conducirán los resúmenes y debates, algo que me resulta incomprensible, ya que no se me ocurren peores presentadores y sin embargo más protegidos en esta cadena.
Un 28.7% constata la excelente salud del programa, mal que les pese a tanta gente.
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